CORRESPONDENCIA 1912-1941
- Editorial:
- PAGINAS DE ESPUMA
- Materia
- Literatura universal
- ISBN:
- 978-84-8393-344-2
- Páginas:
- 304
- Idioma:
- Español
- Cubierta:
- Tapa Dura
-
Sinópsis
Conocemos a la Virginia Woolf escritora, conocemos a la Virginia Woolf ensayista, conocemos a la Virginia Woolf editora y ¿qué sabemos de la Virginia Woolf en su intimidad, en su ámbito personal, doméstico, familiar, en sus pequeñas rutinas, en sus decisiones de cada día, en las acciones que deseaba compartir? A partir del gran legado de su correspondencia que está compuesto por más de cuatro mil cartas, la traductora y especialista Patricia Díaz Pereda compone todo un retrato íntimo y por tanto muy desconocido a partir de una cuidada y anotada selección de cartas, que abarca desde 1912 hasta 1941, y que nos enriquecen en el conocimiento, la mirada y la comprensión de una escritora universal que sigue dialogando de un modo vigente por su pensamiento y por sus ideas innovadoras en torno al feminismo con los debates y las ideologías de este primer cuarto del siglo XXI.
La selección ha sido un trabajo exhaustivo y arduo, dado el interés y la calidad de este ingente material, y para ello se ha atendido a tres grandes criterios temáticos: la literatura, las casas y las gentes, tres temas esenciales para Woolf y a menudo entremezclados en una misma carta. Con el primer criterio se incluyen las que hacen referencia a sus lecturas, las que atañen a su propia obra y a su faceta como editora en la Hogarth Press y respuestas a los comentarios de sus amigos por la última novela publicada.En cuanto a los contenidos respecto a las «casas», para Virginia Woolf (y para los amigos de Bloomsbury) la estética de los espacios donde vivir y trabajar era muy importante y significativa; probablemente hubiera estado de acuerdo con la frase de Bachelard en la que define la casa como un estado del alma. Las cartas seleccionadas según estos criterios espaciales combinan los placeres estéticos que le provoca la naturaleza en Sussex con su vida cotidiana allí, por el indudable interés que ofrece esta faceta más prosaica de Virginia Woolf cuando habla de su vida diaria.