El pánico entra como un gemelo oscuro que nos habita o se desprende de nosotros. También es una herida, un tajo que se abre en la espalda o en el pecho de la protagonista, desde donde emerge el monstruo que la aqueja.
Podríamos pensar que se trata de un libro oscuro y depresivo. Todo lo contrario: en pánico fluyen la música, el humor corrosivo y la ironía frente a la propia tragedia. Lejos de la solemnidad y acorde con los trazos de cada viñeta, quien abra estas páginas podrá encontrar otra forma, quizá más festiva, de enfrentar la adversidad.
Antonio Gracía Ángel