Una caja es justamente una caja... a menos que no sea una caja. Desde una montaña a un cohete espacial, el protagonista demuestra cómo una caja puede ser todo aquello que nos permita
la imaginación. Recreando vivencias de su niñez, la autora apuesta por potenciar la economía de recursos de antaño: sin apenas nada con lo que distraerse, se puede convertir el objeto más sencillo
en el más maravilloso juguete.