Este libro surge como resultado de la investigación doctoral "La lucha campesina como forma de vida. Colombia 1850-2015", realizada por Andrea Cely Forero. En ella se concluye que, desde una mirada de largo plazo, es necesario reconocer que la lucha campesina no sería posible sin los esfuerzos llevados a cabo desde el hogar, las organizaciones campesinas y las protestas. Son estas tres prácticas las que permiten subvertir la relación con los hacendados, defender la economía campesina, sostener durante semanas distintos tipos de protesta y mantener activas estructuras organizativas.
El rol de las mujeres se presenta como una constante definitiva para garantizar la reproducción material del campesinado. Las mujeres campesinas han sido quienes se han encargado de asegurar la alimentación, el cuidado y la administración de ingresos adicionales en las familias. Además de realizar el trabajo doméstico, cuidar de sus hijos, preparar los alimentos y garantizar la reproducción de la fuerza de trabajo, también generaron una dinámica productiva alrededor de la economía campesina que brindó a sus familias la independencia económica. Este hecho fue determinante para provocar una idea de libertad con respecto al sistema de hacienda a partir de la reivindicación de la economía campesina que se mantiene hasta la actualidad.
Las fincas son un espacio fundamental para la reproducción material de la estructura organizativa e incluso para sostener una protesta de varios días de duración. De esta manera, este libro busca rendirles tributo al rol de las mujeres, a la identidad campesina y a la vida de niñas y niños que, como cualquiera de nosotros, aprenden en su cotidianidad.